1° DE MAYO, Centenario de la admonición del Amauta Mariategui a los trabajadores

Hace exactamente cien años que se publicó la Admonición de José Carlos Mariátegui dirigido al proletariado peruano por el “Día del Proletariado Mundial”. No hay necesidad de actualizar el mensaje pues es completamente actual, salvo la referencia a los hechos históricos, por lo que es sumamente importante traerlo al momento histórico del 1º de Mayo de nuestro nuevo siglo, y que el proletariado y todos los revolucionarios aprendamos de las enseñanzas del Amauta.

En este 1º de Mayo tampoco se podrá salir a celebrarlos en grandes movilizaciones de lucha y despliegue de banderas por enfrentarnos al coronavirus, pero “en mil hogares escondidos se jura, con más fervor y resolución que nunca, la fe en el socialismo” fortalecidos con los ejemplos solidarios de Cuba, China, Vietnam y Venezuela para vencer la pandemia que ya lleva más de 230 mil víctimas.

Tal como en aquella época la tarea principal es la organización. A los trabajadores les compete sobreponerse de la ofensiva burguesa liberal que con su flexibilización laboral fujimorista ha desorganizado sindical y políticamente al proletariado. El miedo al despido y la tercerización laboral impiden que la gran mayoría de asalariados se sindicalicen y puedan defender sus derechos.

Hay que derribar los decretos que legalizan el Plan Nacional de Competitividad y Productividad, pero no hay quedarse en esta lucha, tenemos que derogar La ley 26513 de la inestabilidad laboral y todas las que le siguieron para consolidarla. En fin, hay que derribar todas las barreras que impiden el derecho a la organización de los trabajados y al pleno ejercicio de la huelga.

Los trabajadores deben ser conscientes que la pandemia COVID 19 ha profundizado la crisis económica y el gobierno peruano (que responde a los intereses de la gran burguesía) prepara un plan de reactivación económica que traerá mayores agresiones a sus derechos. Es por ello que los trabajadores deben prepararse para responder a estas agresiones y centrarse en fortalecer sus organizaciones,  fortalecer la unidad clasista y forjar alianzas con los demás sectores populares, campesinos, estudiantes, trabajadores indpendientes y microempresarios.

Por eso el mensaje del Amauta José Carlos Mariátegui a todo el proletariado peruano tiene actualidad más que nunca.

ADMONICIÓN DEL 1º DE MAYO[1]

La conmemoración del 1º de Mayo, ha ido adquiriendo, en el proceso de la lucha por el socialismo, un sentido cada vez más profundo y preciso. Hace ya mucho tiempo que no se reduce, a la conmemoración de los mártires de Chicago. Ese fue su punto de partida. Desde 1888 en que el Congreso de París instituyó esta conmemoración, el proletariado mundial ha recorrido una parte considerable del camino que conduce a la realización de sus ideales de clase.

En este tiempo, se han sucedido, en su historia, muchas jornadas de luto y también muchas jornadas de gloria. La clase obrera ha entrado en su mayor edad. La crónica de su ascensión económica y política, registra siempre grandes acontecimientos, que impiden al, proletariado limitar la significación del 1º de Mayo a una sola efemérides. La experimentación, la actuación del socialismo ha empezado desde 1918. Quedan aún por ganar las más difíciles y largas batallas. Pero en la lucha, la clase obrera acrecenta incesantemente su capacidad para crear un nuevo orden: el orden socialista.

El 1º de mayo, afirma todos los años la solidaridad Internacional de los trabajadores. Es la fecha internacional, universal por excelencia. En su celebración coinciden las avanzadas del proletariado de los cinco continentes, En este hecho reside su mayor significación revolucionas. Lo sienten bien los nacionalismos reaccionarios cuando, como el fascismo, en Italia, se empeñan en proscribir esta fecha del sentimiento da la clase trabajadora. Empeño inútil, por que nada dará un carácter más religioso y profundo a la conmemoración del 1º de mayo en el espíritu de cada obrero, que la persecución y condenación reaccionarias. El fascismo está resucitando en Italia la edad heroica de las catacumbas. Este día transcurre hoy en Italia, sin comicios, sin huelga, sin himnos revolucionarios; sin banderas rojas; pero en mil hogares escondidos se jura, con más fervor y resolución que nunca, la fe en el socialismo.

Hay que desterrar del 1º de mayo, todo lo que en mucho ha tenido, y tiene todavía, el rito mecánico de simple efemérides. La lucha por el socialismo no se nutre de evocaciones dolientes o coléricas ni de esperanzas exaltadas. Es, antes que nada, acción concreta; realidad presente. Trabajan por el advenimiento de una sociedad nueva los que todo el año disciplinada, obstinadamente, combaten por el socialismo; no los que en ésta u otra fecha sienten un momentáneo impulso de motín o asonada.

Para nuestra Vanguardia obrera, cada 1º de mayo representaría muy poco si no señalara una etapa en su propia lucha por el socialismo. Año tras año, esta fecha plantea cuestiones concretas, actuales. ¿Cuáles han sido los resultados y la experiencia de la acción desarrollada? ¿Cuáles son las tareas del porvenir? El problema que hoy se presenta, en primer plano, es sin duda, un problema de organización.

La vanguardia obrera tiene el deber de impulsar y dirigir la organización del proletariado peruano, misión que reclama un sentido de responsabilidad, al cual no es posible elevarse sino en la medida que se rompa con el individualismo anarcoide, con el utopismo explosivo e intermitente de los que antes, guiando a veces las masas, se imaginaban que se les conduce hacia un orden nuevo con la sola virtud de la negación y la protesta.

Reivindiquemos Integra, absolutamente, el derecho de asociación de los trabajadores, su libertad de organización legal, en las ciudades, las minas y las haciendas. Y asumamos la tarea de que la reclamación de este derecho, sea la afirmación de una capacidad. He aquí la obra por cumplir; he aquí la misión por absolver. Que el 1º de mayo sirva esta vez para que, comprendiéndolo, afirmemos, sin inútil declamación, la voluntad y la aptitud de realizarlas.

Notas:

[1] Publicado en “Labor”, Nº 8, pág. 2, Lima, 1º de mayo de 1929.

Carlos Alarcón Aliaga