LA COMUNIDAD MARX ENGELS

Con la llegada del COVID 19 el capitalismo ha demostrado su incapacidad para resolver los grandes problemas que la humanidad demanda. La alimentación, la salud, la vivienda, la educación, la felicidad, la paz, el bienestar; y demás necesidades físicas y espirituales de nuestra sociedad global, como la justicia y la democracia, se han vuelto anhelos de una sociedad que realmente no las posee. La libertad, y la solidaridad e incluso la noción de comunidad y bien común son palabras añejas que no se pronuncian, y en las que hoy pocos creen.

En el mundo capitalista, cada 5 segundos muere un niño por hambre o por causas relacionadas al hambre; sin embargo, este sistema asesino ha logrado visibilizar el incalculable potencial de la especie humana, quien, por medio del trabajo colectivo, ha alcanzado los niveles de conocimiento y de esperanza vida que nunca antes se ha logrado a lo largo de toda nuestra historia universal.

La ciencia, la industria, la tecnología se han desarrollado por la cooperación de muchos trabajadores, no solo de una región o país sino de muchas regiones y países en todo el mundo, son producto no solo del trabajador de hoy, sino también del trabajador del ayer y serán también productos del trabajador del mañana. El conocimiento cada día más demuestra ser una virtud colectiva, como lo es el amor y la alegría, como lo es la paz y la democracia.

En la búsqueda de satisfacer nuestras necesidades, se ha logrado construir rascacielos, hospitales en muy pocos días, elaborar medicamentos y vacunas contra pandemias globales; y producir alimentos suficientes para alimentar al doble de la población mundial que hoy existe; sin embargo, hay hambre, la salud se compra, la educación es pésima para la gran mayoría, se inflan los precios de las grandes infraestructuras y la corrupción se vuelve un cáncer de enriquecimiento incontrolable.

Todo ello, porque es acaparado por la propiedad privada de unos cuantos capitalistas. Estos estragos de desigualdad y precariedad, de hambre y de exclusión; no solo hoy amenazan la vida humana, y nuestra dignidad como seres humanos; sino también la propia naturaleza donde vivimos y con ello; ponen en riesgo la propia existencia humana.

El gran capital nunca antes ha hecho más suyo el dogma “negocios son negocios” y por medio de esta consigna se han apropiado y arrasado pueblos, comprado autoridades e instituciones, han sometido gobiernos enteros bajos sus dominios, y han hecho de los servicios y bienes de primera necesidad un fin lucrativo.

Por la búsqueda de mercados en su competencia anárquica por colocar y vender sus mercancías, las grandes industrias han generado guerras mundiales y guerras locales; que no tienen cuando terminar; y no terminaran, mientras dure esta situación.

La crisis del sistema capitalista es  una crisis del paradigma capitalista, es una crisis de producción y distribución de la riqueza, de moral y de justicia.

Y frente a ella, se requiere aglutinar energías, conocimientos y experiencias que nos permita volver a las alternativas que surgieron en el S. XX para superar un sistema que es insostenible en el S. XXI.

Nos hemos acostumbrado a conocer la realidad económica, social y política tomando como guía a los interpretadores de los intérpretes de Marx y Engel. Necesitamos volver a los clásicos del socialismo, sintetizar sus experiencias, organizar el conocimiento acumulado hasta la fecha del socialismo real, generar propuesta y alternativas a fin de construir una nueva sociedad de justicia social, sociedad que se debe levantar sobre los hombres de las ideas de libertad, equidad, solidaridad y comunidad.

Libertad para el libre ejercicio de nuestra individualidad como parte de una comunidad global y nacional, diversa y multicultural, con derechos y deberes políticos económicos sociales y culturales, que garanticen el desarrollo de nuestra particularidad en articulación a nuestra colectividad.

Equidad, en la distribución de la riqueza material y espiritual, basado en el principio de acceso y disfrute de la riqueza colectiva bajo la consigna de cada quien, según su trabajo, y cuando hayamos logrado un alto desarrollo como sociedad, basarnos en el principio de cada quien según su necesidad.

Solidaridad, bajo el principio de amor al prójimo como a uno mismo; desarrollar un sistema solidario permanente de cooperación barrial, distrital, regional, nacional e internacional. Sobre este principio, priman los derechos de seguridad y protección social, seguridad ciudadana, justicia popular, defensa nacional y la solidaridad internacional con los pueblos hermanos del mundo.

Comunidad, para comprendernos como parte de un todo social articulado, organizados en torno a los intereses colectivos del trabajador, esencia central de la riqueza de los pueblos; donde prima la noción de cooperación en el trabajo y de distribución con equidad de los bienes comunes desde la sociedad y para la sociedad. Una sociedad sin explotados ni explotadores, sin propiedad privada de la producción material ni intelectual, puestos al servicio y bienestar de la comunidad nacional e internacional.

Así nace esta web

Con el objetivo de crear un espacio de investigación, creación y difusión de las ideas y el pensamiento de Marx y Engels, y de los grandes pensadores que contribuyeron en la creación teórica y práctica de las grandes naciones socialistas que hoy existen.

En ese camino estudiamos, debatimos, publicamos, opinamos y contribuimos con la ciencia social, con el desarrollo del materialismo dialéctico e histórico, rescatando la historia de los pueblos, interpretando la realidad concreta y colaborando con la clase trabajadora en su emancipación, promoviendo la paz, la justicia y la solidaridad, que emana de nuestros valores y principios socialistas.

La comunidad