LAS MENTIRAS DE VIZCARRA, frente al COVID 19

Es falso que los problemas estructurales impiden una lucha frontal contra el COVID 19.

Es realmente increíble el grado de palabrería que el presidente del Perú, Martín Vizcarra desarrolla cada vez que realiza una conferencia de prensa. La derecha económica tiene en él a su principal vocero. Es el presidente ideal de los ricos y para los ricos, y lo ha demostrado durante todo su periodo de gobierno y más aún durante la pandemia por el coronavirus, que se vive en el Perú.

La falsedad de su “autocrítica” frente a su fracaso intencionado y consciente contra el COVID 19 reside en tirarle la culpa a los problemas estructurales del país y al pueblo peruano; cuando es realmente su accionar lo que ha hecho que la cuarentena fracase y tengamos hoy los indicadores alarmantes de infectados y muertos. Somos el segundo país de Sudamérica con más infectados y el sexto en el mundo. Esos resultados solo demuestran su fracaso y el nivel de interés que tiene con la vida y el pueblo peruano.

Muy bien pudo incrementar el número de pruebas diarias moleculares, resolver la falta insumos y equipo médicos a tiempo; dotar de medicinas y oxígeno a los hospitales, destrabando los problemas burocráticos a través de  decretos de urgencia; y protegiendo a la población del hambre y el desempleo por medio de un bono realmente universal digno y sostenible durante todo el periodo de cuarentena, un aislamiento poblacional controlado de sintomáticos y asintomáticos; es decir; existen hasta hoy varias opciones que se pueden hacer; pese a los  problemas estructurales; sin embargo nada de eso se ha hecho con oportunidad y suficiencia.

El objetivo es la reactivación económica a cualquier costo

Lo que realmente existe, es una clara ausencia de voluntad política para tomar medidas radicales y oportunas para detener la pandemia en el Perú. Con la cuarentena rota; se hace más compleja y difícil esta situación. Es por ello que debemos visibilizar que aquí hay una estrategia de fondo, fingir que se está haciendo todo posible contra la pandemia, cuando no es así.

Desde principios de mayo, la estrategia política de la derecha económica encabezada por el presidente Vizcarra fue y es hasta la fecha la reactivación económica en sus cinco fases. La intención del presidente, no está en resolver los problemas del hambre y salubridad que necesita el pueblo, sino sobre todo proteger a las grandes corporaciones nacionales y extranjeras para que no dejen de seguir lucrando, durante el periodo de crisis en el país.

Esta labor no se inicia ahora, sino meses antes de la llegada del virus al Perú, La Política Nacional de Competitividad y Productividad fue la primera estrategia nacional pro empresarial, con la llegada de la pandemia, devino también la suspensión perfecta, indignante acción que ha dejado sin empleo a más de 200 mil trabajadores.

Reactiva Perú fue la tercera política nacional que significó darle el 70 % de los recursos asignados al programa, a las grandes corporaciones que residen en el país, las mismas que lucraron con sobre ganancias durante el crecimiento económico y muy bien hubieran podido sostenerse frente a esta crisis por sí mismas.

“Arranca Perú” o como diría Hildebrandt “Arranca no más”, es la cuarta estrategia de inyección de capital para los dos años subsiguientes. A través de la misma, se ha contratado al gobierno ingles quien subcontratará otras grandes corporaciones y estás a su vez darán trabajo momentáneo a un sector de trabajadores en paro ¿y la pandemia?

Vizcarra también generó el mecanismo para que en caso los trabajadores se vean obligados por la empresa o por el hambre a trabajar, puedan firmar una declaración jurada que exime al empleador de toda responsabilidad en caso se contagie con el virus, es decir protege a las grandes corporaciones de responsabilidad en caso la sintomatología con el COVID 19 sea de gravedad para el trabajador.

Hay más infectados y muertos que los registros oficiales

Periódicos como la “BBC” y” El País”, asociaciones como “VoxPopuli” e IDL Reporteros, así como otras organizaciones internacionales miden el impacto del COVID 19 a través del Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF), nosotros tambien lo denunciamos semanas atrás.

Todos estos medios señalan que el total de muertes registradas entre abril y mayo del 2018 fueron de 18 mil 284;  y en el mismo periodo para el año 2019 sumaron 17 mil 900 muertos; sin embargo para el presente año, y durante los mismos meses de abril y mayo, se llegó a contar con una cifra muy superior, llegando a más de  35 mil 268 muerto; es decir alrededor de 17 mil muertes más que el promedio entre los mismos meses. Hasta el 15 de junio el excedente de muertes no oficiales crecía a 24 mil muertos a nivel nacional[1].

En ese sentido, existe un subregistro de infectados y muertos por COVID 19 que no se quiere mostrar ¿Qué ha dicho Vizcarra sobre estas denuncias? Pues nada, en estos casos el silencio es su mejor estrategia. ¿Cómo explica el presidente que, en Lima, la población más numerosa del Perú, con mayor precariedad laboral y con una cuarentena rota, el número de infectados se viene reduciendo? Cualquier persona que sigue el crecimiento de la pandemia, supondría de antemano que las cifras que muestra el gobierno, son un engaño.

La crisis sanitaria responde a una relación mercantil en beneficio de las clínicas privadas.

El presente año se denominó “Año del Aseguramiento Universal en Salud” sin embargo ello no significó para el pueblo una revolución sanitaria, sino todo lo contrario, le permitió al SIS y Essalud contratar servicios de las clínicas privadas para paliar su brecha sanitaria históricamente colapsada. De esta forma, el Estado se volvió un cliente muy rentable para estas clínicas y la salud un negocio redondo, para ellas.

El Gobierno de Vizcarra está cuidando esta relación mercantil y lo va a mantener así; es por ello que no ha optado por inyectar la inversión suficiente para resolver la brecha sanitaria, tan necesaria para la salud del pueblo peruano – pese a tener los recursos económicos- sino que brinda paliativos a raíz de como crece la infección en el país, en relación a los hospitalizados y los pacientes en UCI por COVID 19.

En esa misma línea, se entiende porque Vizcarra no tocó ni tocará a las clínicas privadas, su “amenaza” lanzada en la última conferencia de prensa (22 de junio) aludiendo al artículo 70° de la constitución del Perú, que le permite la expropiación; se reduce a un interés mediático de aparecer fuerte frente al pueblo; pero sus hechos lo desdicen, la indignación crece y cada vez más la gente esclarece sus ideas. Vizcarra se despinta en la realidad por la miseria e indignación que hace vivir a la gente.

El precio acordado con la Asociación de Clínicas Privadas del Perú es un precio sobrevalorado, asciende a 55 mil soles por paciente COVID 19. No es por tanto un triunfo, es la prueba tajante de su entreguismo a una clase dominante que le interesa poco la vida y el sufrimiento de las personas. El objetivo final de este teatro pueril y mediático, es el lucro con el dinero del Estado.

Hay que comprender que el presidente Vizcarra no tiene la más mínima intención de entrar en contradicción con las clases dominantes ni con el negocio de las 8 corporaciones que dominan la salud privada en el Perú[2], porque es un presidente acomodado a ellas, las representa como parte de su alianza con la derecha económica y la CONFIEP.

Vizcarra está a la cabeza de la derecha económica del país, los trabajadores también deben unirse

Todas estas acciones ubican al presidente Vizcarra a la cabeza de la derecha económica aglutinadas en la CONFIEP, son ellos quienes hoy lideran y dirigen el país, una clase social que no le importa más que sus propias utilidades y ganancias, y presiona desde sus inicios al gobierno para quebrar la cuarentena e implementar la reactivación económica más grande de Sudamérica, que ascenderá a más de 90 mil millones de soles en sus cinco fases usando recursos de nuestras Reservas Internacionales Netas; y que todavía no tenemos noción de cuantas muertes por el coronavirus tendrá, sin embargo las proyecciones no son nada alentadoras.

Con la cuarentena rota, se ven afectados los trabajadores asalariados y de contratos temporales porque pueden perder su empleo en cualquier momento, los que están ahora parados y no encuentran empleo; los trabajadores independientes, cualquiera que sea su grupo etario. La inseguridad laboral, el hambre y la falta de protección sanitaria, son los problemas más álgidos de toda esta población

Por la unidad y articulación de todas las voces y todas las luchas

La plataforma de lucha debe partir por la unidad de todas estas voces golpeadas y marginadas por el sistema capitalista. Articularlas es la función de las organizaciones sociales y de los trabajadores organizados.  Una plataforma ciudadana que aglutine a todas las luchas y todas las fuerzas de la sociedad para detener al COVID 19 en el país, exigiendo medidas concretas al gobierno de turno y siendo vigilante de su fiel cumplimiento.

Estas acciones ya se han iniciado, la indignación ha llamado a la puerta y la CGTP organizó una jornada de lucha el pasado 23 de junio, y a pesar que fue totalmente invisibilizada por la prensa no significa que no haya sido importante y que no sea parte de un proceso de acumulación mayor de unidad entre las centrales sindicales con la ciudadanía.

En los próximos artículos ahondaremos en este tema, ya que resulta urgente que las organizaciones de izquierda definan sus posiciones y se involucren en la tarea de la unidad, no de sus propias bases políticas, sino sobre todo la unidad de la población en su lucha acérrima por contener una pandemia que afectará la vida, el hambre y la seguridad laboral de todos los trabajadores y el pueblo en el Perú.

Notas

[1] https://www.idl-reporteros.pe/los-muertos-que-cuentan-los-medicos/

[2] https://ojo-publico.com/93/los-duenos-de-la-salud-privada-en-el-peru