!Marx Regresa! … ¿Pero debe hacerlo sin el materialismo histórico?

En el artículo de título, “Retornar al materialismo dialéctico por una izquierda revolucionaria” analizamos como el escritor argentino Néstor Kohan en su libro «Nuestro Marx» se enfrentaba al “materialismo” dialéctico de Federico Engels, liberando supuestamente a Carlos Marx de semejante herejía. Pero, para esta corriente de supuestos marxistas no basta que retorne Marx sin el materialismo dialéctico, también debe hacerlo sin su concepción materialista de la Historia. Kohan, empeñado en escudar a Carlos Marx, se propone demostrar que nada tiene que ver con esta concepción, a la que califica de “dogmática, economicista, productivista y tecnologicista”.  Sin embargo, en esta “noble cruzada” encuentra un obstáculo que no puede esquivar, que es el “Prólogo” que Carlos Marx escribiera de puño y letra, en su libro Contribución a la Crítica de la Economía Política, donde sintetiza su concepción materialista de la historia.

Kohan, en su libro Nuestro Marx, se expresa así del “Prólogo”:

“La discutible metáfora arquitectónica de “la base y la superestructura” — bastante inoperante, por cierto, dado su dualismo entre economía y política y su esquematismo,”1Néstor Kohan, Nuestro Marx., p.22. Rebelión, https: www.rebelion.org/docs/98548.pdf

Ratificando su versión, casi al finalizar su libro, Kohan nuevamente nos dice:

“El citado prólogo de 1859 de Marx no fue la única fuente de inspiración sobre la que se construyó el equívoco de la tradición economicista, productivista y tecnologicista. La otra vertiente fue el recorte del Anti-Dühring de Friedrich Engels, aislado de otras obras de los clásicos del marxismo.”2Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 60.

Es decir, ya no se trata de la crítica a los tergiversadores del pensamiento marxista, como vimos en nuestro artículo anterior, ni a los oficialistas soviéticos del DIAMAT; ahora, la descalificación va dirigido directamente a la “fuente” en la que se sustentan, es decir, a la síntesis que Carlos Marx hace de su concepción materialista de la historia, calificándola de “discutible metáfora arquitectónica”, “bastante inoperante”, su “esquematismo”, y su dicotomía social.

¡Alto!  aquí está sucediendo algo inaudito. ¿Cómo es posible que Kohan, empeñado en limpiar al autor de El Capital de toda herejía tenga que criticarlo en sus propios fundamentos expuestos? El mismo escritor argentino está sorprendido, ¿cómo es posible que Carlos Marx haya escrito tamaña barbaridad?  No puede ser él, seguramente se responde, debe haber una explicación. Entonces se inventa la más increíble justificación:

“La utilización de metáforas en las explicaciones teóricas no es algo distintivo de este pequeño texto, pues además de ser un recurso compartido por las diversas ciencias constituye en este caso particular una característica propia del estilo literario y de la pluma de Marx. Ya desde su juventud —como señalan algunos de sus mejores biógrafos— uno de sus profesores, Wyttenbach, le reprochaba en el estilo ‘una búsqueda exagerada de expresiones insólitas y pintorescas’.”3Ibid., p. 58

Ahora resulta que lo que Marx ha escrito en el “Prólogo” a la Contribución a la Crítica de la Economía Política”, no es más que un desliz debido a su manía juvenil de buscar exageradamente “expresiones insólitas y pintorescas”, que, pese a sus 40 años cuando escribió dicho texto, no había logrado quitárselo. Esta explicación de Kohan, no tiene ninguna consistencia, ya que si fuera cierto, encontraríamos multitud de estas expresiones insólitas en todos los escritos de Marx, y no es así.

EL PRÓLOGO A LA CONTRIBUCIÓN A LA CRÍTICA DE LA ECONOMÍA POLÍTICA

Kohan no comprende que, para Marx, la sociedad no es una simple suma de individuos, es un organismo vivo que cuenta con leyes propias, que rigen su desarrollo con independencia de la voluntad de los hombres. Los individuos forman conglomerados diversos que se relacionan e interactúan mutuamente y, en estas interrelaciones, constituyen verdaderos sistemas orgánicos que confluyen hasta integrarse en una sociedad determinada. Descubrir las leyes generales que rigen el desarrollo histórico de las sociedades es la primera tarea científica que se propusieron los fundadores del marxismo.

Así Carlos Marx, lo señaló tempranamente en sus Manuscritos Económicos y Filosóficos de 1844:

“Me propongo, pues, abordar en sucesivos folletos, cada uno de por sí, la crítica del derecho, de la moral, de la política, etc., y, por último, en un trabajo especial, trataré de exponer la trabazón de conjunto, la relación entre las diversas partes.”4Carlos Marx, “Manuscritos Económicos y Filosóficos” en Carlos Marx y Federico Engels, Escritos Económicos Varios, p. 25, Editorial Grijalbo, México, 1966

Marx se propone estudiar la realidad social en sus múltiples elementos, analizará sus elementos principales, verá sus articulaciones y al final las presentará en su trabazón de conjunto, como un todo orgánico. Fueron muchos años de estudio, cuyos hitos son la Ideología Alemana, la Miseria de la Filosofía, el Manifiesto del Partido Comunista, la Lucha de Clases en Francia, el 18 Brumario, etc. antes de escribir su Contribución a la Crítica de la Economía Política.

¿Qué hace Marx en el prólogo? No hace más que diseñar la trabazón de la sociedad y de la historia en su conjunto, cuyas ideas centrales las dirá así:

“En la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.”5Carlos Marx, “Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política”.5Carlos Marx, “Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política”, en Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas en 3 Tomos, Tomo I, pp. 347-348, Editorial Progreso, Moscú, 1973.

Marx señala que de los múltiples organismos sociales que confluyen y que conforman la sociedad, los fundamentales o esenciales son la economía, la política y lo jurídico y la ideología o conciencia social, y que la estructura económica, es la base sobre las que se erigen o se desarrollan las otras estructuras. Estas estructuras constitutivas de la sociedad, son otros tantos sistemas, todas ellas están relacionadas dialécticamente y se articulan al resto de los elementos de la sociedad para conformar un organismo unitario.

De esta manera, Marx hace por primera vez, una síntesis genial de su concepción materialista de la historia, cuyos desarrollos y precisiones los encontraremos en todos sus escritos. Se expone de forma sistemática e integral las relaciones fundamentales de la sociedad y su desarrollo histórico.

LA “METÁFORA DEL EDIFICIO” NO EXPRESA EL PENSAMIENTO MARXISTA.

Kohan, sostiene que las ideas contenidas en el “Prólogo” no son más que un desliz de la manía juvenil de Marx que le habría costado caro porque sus divulgadores han retraducido su pensamiento, han absolutizado la metáfora arquitectónica y lo han incorporado al pensamiento burgués.

Cuando Marx nos dice que la estructura económica es la base sobre la que se levanta la superestructura política, jurídica e ideológica, con lo cual quiere decir que las sociedades se asientan o se sustentan en su estructura económica, está expresando la configuración real de toda sociedad. Que las otras estructuras se coloquen encima, debajo, a los costados e incluso entremezclados con la estructura económica es de segundo orden, lo importante es que lo político, lo jurídico y lo ideológico se sustentan en la estructura económica. Esto no es ninguna metáfora, es un señalamiento directo de la realidad social.

Así mismo, hay que tener en cuenta que Marx al hablar de estructura, está indicando la existencia de un todo organizado, con sus elementos interrelacionados que guardan una concatenación y cada cual cumpliendo una función determinada; nos expresa la idea de un sistema vivo que tiene estructura.

Frente a los que no ven a la sociedad como un todo orgánico con sus propias leyes que rigen su desarrollo. Marx les dice en su Grundrisse:

“Hay que ser muy ignorante y estar muy confundido para ver relaciones fortuitas en lo que forma un todo orgánico, y no considerar más que los reflejos en las relaciones.”6Carlos Marx, Fundamentos de la Crítica de la Economía Política, p. 27, Editorial de Ciencias Sociales, Instituto del Libro, La Habana, 1970.

Para deslegitimar esta teoría científica, los enemigos de Marx inmediatamente idearon la figura del edificio, presentándolo como un andamiaje donde la economía determina rígidamente cada piso de lo político, jurídico e ideológico. Kohan asume este esquema plenamente, y la califica de “discutible metáfora arquitectónica”, etc. Ahora, tratando de atenuar su antimarxismo señala:

“El problema de la cristalización de la metáfora del edificio, no atribuible en sí mismo al propio Marx sino a sus divulgadores, consiste en que luego de tantos años de repetirla en diversas empresas pedagógicas, se cristalizó, se petrificó y comenzó a adquirir apariencia de categoría científica.”7Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 58.

Kohan es quien habla de la “metáfora del edificio” y lo justifica como un desliz de la manía juvenil de Marx. Pero parece no darse cuenta que al calificarla de ese modo, ya le da una imagen de una estructura sólida, rígida, armada con piedras y cemento, y mucho más resistente que el cristal. Cuando señala que los “divulgadores” lo cristalizaron y lo petrificaron está diciendo lo mismo, un edificio de concreto y cemento que es tan rígido e inerte como otro de cristal.

Quien tiene un mínimo del conocimiento del pensamiento de Marx no puede imaginarse el materialismo histórico como un rígido edificio y sin vida. Ya indicamos que para Marx la sociedad es un organismo vivo y las estructuras que la conforman son otros tantos organismos que se articulan e interaccionan dialécticamente para conformar la sociedad y su desarrollo histórico. Por eso, es absurdo que alguien identifique al materialismo histórico con un edificio estático, inerme y petrificado, salvo que se quiera armar un monigote para deslegitimarlo. Si Kohan tuviera verdadera intención de defender el marxismo habría presentado el verdadero pensamiento de Marx para confrontarlo con las tergiversaciones de “los divulgadores”. No lo puede hacer, pues la concepción materialista de la historia de Marx, tiene raíces desde sus primeras obras en las que empezó a estudiar los problemas sociales. Así, en los Manuscritos de 1844 ya señalaba:

“Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son más que modos especiales de la producción y se hallan sujetos a la ley general de ésta.”8Carlos Marx, “Manuscritos”, Óp. Cit., 83.

Ideas similares las encontramos en sus obras anteriores a su Contribución a la Crítica de la Economía Política, como La Ideología Alemana, La Miseria de la Filosofía y, después lo ratificará en el Postfacio de 1873 de El Capital, al comentar un artículo sobre su método en la revista rusa Wiestnik Ievropi, diciendo que al transcribir unas líneas del prólogo a la Crítica de la Economía Política se expone “la base materialista” de su método.9Carlos Marx, “Postfacio” 1873 a la Segunda Edición en alemán de El Capital, en El Capital, tomo I, pp. XXI-XXII, Fondo de Cultura Económica, México, 1971.

SOBRE EL DETERMINISMO ECONÓMICO DE MARX

Frente a la tergiversaciones de la burguesía del materialismo histórico y sus acusaciones de determinismo, economicismo, unilateralismo, etc.. Federico Engels, a quien Kohan denuncia como la segunda fuente del “equívoco economicista” con su libro Anti-Dühring, en una carta a José Bloch aclara de manera fehaciente:

“Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda. […]. Es un juego mutuo de acciones y reacciones entre todos estos factores, en el que, a través de toda la muchedumbre infinita de casualidades (…), acaba siempre imponiéndose como necesidad el movimiento económico.”10Federico Engels, “Engels a José Bloch”, Londres, 21 de diciembre de 1890, en Carlos Marx, Cartas de C. Marx, p. 141, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2007.

Pero, el marxista Kohan no pude aceptar el rol de la estructura económica e insiste nuevamente en su crítica a Engels:

“El economicismo juega ahí su principal ficha, que no deja de operar incluso si se intenta matizarlo con una supuesta “última instancia” (en lugar de una “primera instancia”) de la economía.”11Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 419

Es decir, Kohan no acepta las precisiones de la interacción de las estructuras sociales ni el rol condicionante en última instancia de la estructura económica. Queda claro, que no acepta la concepción materialista de la historia, la esencia de la teoría marxista.

Kohan se percata que está quedando al descubierto, trata de cubrirse de marxista. Después de decirnos que el “Prólogo” es una “metáfora arquitectónica” “inoperante” y ser la “fuente” del “equívoco economicista”, que no se corrige a pesar que se intenta “matizarlo con una supuesta ‘última instancia’”, ahora trata de recuperar su careta marxista colocándose detrás de terceros anónimos, quienes serían los que construyen el “equívoco economicista” para atribuirlo a Marx. Y sin ningún rubor expresa:

“Desde la metáfora arquitectónica se salta inmediatamente a una visión dicotómica de la sociedad, tan cara al equívoco economicista atribuido a Marx. Por un lado, existiría el factor económico (…), donde se producen, circulan y consumen las mercancías. Por otro lado, y en forma tajantemente separada, tendría lugar el factor político, la lucha de clases y todas las formas de «conciencia social».”12Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 59.

Kohan, en ningún momento explica que entiende por el “equívoco economicista”, ni por qué el “Prólogo” es la fuente de “economicismo” y “determinismo”. Se supone que se trata del rol determinante, en última instancia, de la estructura económica, pero, tampoco, explica porque es equivocado. Y no lo hace porque sabe que es imposible rebatir a Marx, quien en cada uno de sus escritos hace la demostración científica de su concepción materialista de la historia. Siendo el más acabado, su estudio de las leyes del desarrollo capitalista plasmados en El Capital.13Ver Carlos Alarcón, El Capital hoy, Capitalismo y crisis en el siglo XXI, Editorial Ande, Lima, enero 2022.

Ya hemos demostrado reiteradamente que la separación tajante de las estructuras y de todos los elementos que conforman la sociedad es totalmente ajena a la visión materialista y dialéctica de Marx. Por este entrelazamiento, las demás estructuras sociales en determinados momentos históricos concretos, como la estructura política y la ideológica, pueden asumir un papel decisivo en los acontecimientos históricos. Marx lo señala con toda claridad desde su Introducción a la Crítica del Derecho de Hegel de 1844, cuando afirma:

“Es cierto que el arma de la crítica no puede sustituir a la crítica de las armas, que el poder material tiene que derrocarse por medio del poder material, pero también la teoría se convierte en poder material tan pronto como se apodera de las masas.”

Por su parte, Federico Engels nos señala:

“Ese hombre no ha comprendido todavía que si bien las condiciones materiales de vida son el primum agens (primer agente), eso no impide que la esfera ideológica reaccione a su vez sobre ellas.”14Federico Engels, “Engels a Conrado Schmidt”, Londres, 5 de agosto de 1890, en Carlos Marx, Cartas de C. Marx, p. 141, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2007.

De igual modo, a través de la política y del aparato estatal, en los periodos revolucionarios. se pueden producir transformaciones radicales a la estructura económica y al conjunto de la sociedad. Por eso, Marx y Engels señalaban la captura del poder político por parte de los trabajadores, pues, comprendían que la revolución socialista no viene por sí sola; aunque se hayan exacerbado en extremo las contradicciones materiales, si no existe consciencia revolucionaria de los trabajadores, no hay revolución.

Pero, también es importante reconocer que las transformaciones desde la estructura política tienen un límite, no puede sobrepasar las condiciones que impone la estructura económica. La revolución bolchevique tuvo que dar un paso atrás y aplicar lo que Lenin llamó La Nueva Política Económica (NEP) porque el socialismo no puede ser socialismo de la pobreza. Marx lo advertía en el prólogo del El Capital en 1867:

“Aunque una sociedad haya encontrado el rastro de la ley natural con arreglo a la cual se mueve… jamás podrá saltar ni descartar por decreto las fases naturales de su desarrollo. Podrá únicamente acortar y mitigar los dolores del parto.”15Carlos Marx, “Prólogo a la Primera Edición de El Capital”, en Carlos Marx, El Capital, Tomo I, p. XV.

Por lo mismo, la burguesía imperialista mueve todos sus recursos políticos, militares e ideológicos para prolongar la vida del capitalismo e impedir el ascenso del socialismo. Pese a ello, las leyes que rigen el desarrollo del capital siguen su curso y las crisis económicas retornan periódicamente cada vez más profundas. Su supervivencia se debe en gran parte a la falta de organización y conciencia de los trabajadores.

¿DÓNDE UBICAR EL PODER, LA DOMINACIÓN Y LA VIOLENCIA?

“Si acaso este registro economicista fuera correcto ―nos dice Kohan―, ¿dónde ubicar entonces la esfera del poder y la dominación? El poder se terminaría cosificando y aparecería como una propiedad excluyente del aparato de Estado, cayéndose de esta manera en una concepción fetichista”16Ibid., p. 59

Ahora, encontramos el desconocimiento del poder político como expresión de la dominación de las clases poseedoras que se adjudican el uso legal de la violencia y, por ende, articulan una estructura social particular que llamamos política. Sin ruborizarse tergiversa a Marx, como si el creador del materialismo histórico redujera la estructura política a simples aparatos cosificados desligados de la estructura económica de la que nace y en quien se sustenta, tanto igual con la estructura ideológica que consolida la dominación de las clases propietarias de los medios de producción.

Las relaciones sociales pueden ser de dominio y subordinación de unas personas sobre otras o de igualdad y cooperación entre ellas. Las relaciones de poder y dominio no han existido siempre, surgieron en un momento histórico determinado cuando se crean las condiciones sociales y materiales para ello; de allí que, en la mayor parte de la historia humana primó las relaciones de igualdad y cooperación entre los hombre.

Toda relación de poder es una relación donde unos mandan en función de sus intereses personales o de grupo y otros se ven obligados a obedecer. Cuando determinados hombres se adueñan de los principales medios de producción, logran ejercer dominio sobre las personas que quedaron desposeídas. Estas al no poder producir sus medios de vida se ven forzadas a trabajar gratis a favor de los propietarios a cambio de lo indispensable para vivir.

Este poder, deja de ser individual y se transforma en poder de clase, y luego se constituye en Estado para garantizar los intereses comunes de la clase dominante. El poder político se erige como el poder de los poderes, con la potestad soberana del uso exclusivo de la violencia. Pero, el poder político no basta, los desposeídos deben aceptar de buena gana su condición de dominación, deben convencerse a sí mismos que esas relaciones son lo mejor para todas las personas, ya sea por orden natural o por mandato divino. Aquí, el poder de las ideas, que no es otra cosa que la estructura ideológica de la sociedad, muestra toda su fortaleza.

El poder y la dominación están bien ubicados en el materialismo histórico. Lo que realmente desea Kohan es deslegitimar la determinación en último análisis de la estructura económica, de allí que recurre a que se reconozca a la violencia, instrumento del poder político, como componente determinante en los procesos históricos-sociales. Así, enfila su crítica contra Engels, quien en defensa del materialismo histórico escribió el Anti-Dühring.

“Engels expone su teoría de la violencia y del poder ―nos dice el escritor argentino―, en relación con la economía. Allí invertirá la dicotomía: la única vía de producción de nuevas relaciones sociales —del modo de producción capitalista— se encuentra exclusivamente en la economía, afirma. Una conclusión que el propio Marx se encargó de impugnar en su célebre capítulo 24 de El Capital titulado ‘la llamada acumulación originaria’.” 17Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 60-61

Este argumento pretende demostrar que hay una profunda divergencia de concepciones entre Marx y Engels, como ya vimos en nuestro artículo anterior18Ver web del Instituto Marx Engels, https://marx-engels.com/. Es tan burda la mentira que se desbarata por sí sola, ya que EL Capital no puede impugnar al Anti-Dühring porque fue publicado en 1867, diez años antes que apareciera el libro de Engels. No obstante, eso no le importa y sigue construyendo su argumentación:

“Engels llega al límite de sostener que ‘si excluyéramos toda posibilidad de robo, de violencia y estafa’, igual tendríamos el modo de producción capitalista. Por lo tanto, economía y violencia, factor económico y factor político, mercado y lucha de clases, terminan concibiéndose en este libro como dos ámbitos separados.”19Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 61

Kohan tergiversa sin ruborizarse. Oculta que Engels presenta sucintamente el análisis de Marx en El Capital sobre el desarrollo capitalista, examinado abstractamente, en toda su pureza, sin incluir otros elementos que puedan alterar la percepción de los fundamentos del sistema económico burgués y demuestra que por sus propias leyes económicas se instaura y desarrolla el sistema capitalista. Sobre estos fundamentos podrán actuar los otros factores sociales, como la violencia, acelerándola o retardándola, los que son analizados en el capítulo 24 de El Capital. No es pues que Marx y Engels nieguen el papel del poder y la violencia, pero estas no pueden ser los factores determinantes en el surgimiento del capitalismo. Si Kohan discrepa con ello, debe enfilar su crítica contra Marx y no contra Engels.

Kohan no ve, o no quiere ver que, en las relaciones económicas, sin necesidad de usar el cuchillo o la pistola amenazante, se imponen las relaciones de poder y de dominio de la clase capitalista contra los trabajadores. El monopolio de los medios de producción permite a una minoría de burgueses explotar y oprimir a la gran mayoría de desposeídos, y por su afán de enriquecimiento acumulan y acumulan capitales hasta provocar crisis violentas que traen despidos, recorte de salarios y derechos elementales, provocando hambre, enfermedad y muerte de millones de personas en todo el mundo.

Igualmente, no ve que el poder y la dominación también se imponen por medios ideológicos sin necesidad de violencia. En la historia encontramos esclavos, vasallos, trabajadores asalariados que aceptan la condición de dominio sin que exista alguna acción violenta que los obligue a ello, porque son ellos mismos quienes consideran que así deben ser las cosas. Poco le importa comprender el papel real del poder y la violencia en la sociedad y la historia, de allí que prosigue su cruzada contra el marxismo.

“Engels soslaya la violencia en reiteradas ocasiones ―vuelve a decir Kohan― ¡al punto de negarle todo papel en el surgimiento y desarrollo de la propiedad privada!”20 Ídem.

Lo importante no es que exista o no violencia física, verbal o sicológica, sino la función que cumple en las relaciones sociales, en este caso, el rol que cumple la violencia para el surgimiento y desarrollo de la propiedad privada. Para Marx y Engels la violencia no es lo determinante en el surgimiento de la propiedad y de las transformaciones histórico-sociales, lo que no quiere decir que le reconozcan ningún rol a la violencia.

No puede haber acto político que trastoqiue a toda a la sociedad que la conquista, esa forma brutal de violencia en la historia que se comete contra un pueblo por otro militarmente más fuerte. El fondo de todos los actos de conquista tiene raíces económicas, como la explica Marx en su Grundrisse:

“En cuanto a las conquistas hay tres posibilidades: El pueblo conquistador impone al conquistado su propio modo de producción (…); o bien deja subsistir el antiguo modo de producción y se contenta con extraer un tributo (…); o bien se establece una interacción que da lugar a una forma nueva, una síntesis (…). En todos los casos lo determinante para la nueva forma de distribución es el modo de producción, ya sea el del pueblo conquistador, el del pueblo sometido o el que resulta de la combinación de ambos.”21Carlos Marx, Fundamentos, Óp. Cit., p. 35

En todos los desenlaces de la conquista, después de que ya no hay más que saquear, se tiene que ordenar el territorio conquistado de acuerdo a los modos de producción existentes en cualquiera de las variedades que explica Marx. Las leyes económicas se abren paso a las que el nuevo poder político debe atenerse y administrar. Incluso el simple acto de pillaje, donde los invasores se regresan por donde vinieron cuando ya no queda nada que saquear, responde a su modo de producción.

Reclamar el rol predominante de la violencia en la historia es una forma velada de argüir que la política constituye el factor determinante de la sociedad y la historia. No es ninguna novedad, pues, antes de Marx, la historia era concebida como el relato de los hechos y conquistas de los gobernantes y aún más se interpretaban como mandatos divinos. Después de Marx surgieron otros, como el Dr. Eugen Dühring que fundamentaba que “La formación de las relaciones políticas es lo históricamente fundamental”.22Eugen Dühring, tomado de Federico Engels, Anti-Dühring, p. 151, Editorial Grijalbo, México, 1968. Es Bakunin, el ideólogo anarquista, el que lo fundamenta con todas sus consecuencias, de allí que consideraba al Estado como el causante de todos los males de la sociedad y, por lo tanto, la primera medida revolucionaria para él, era  suprimirla.

Marx en una nota en El Capital” da cuenta de las viejas críticas a la concepción materialista de la historia.

“Era indudablemente exacta ―le decían refiriéndose al rol predominante de la estructura económica―respecto al mundo moderno, en que predominan los intereses materiales, pero no podía ser aplicada a la Edad Media, en que reinaba el catolicismo, ni a Atenas y Roma, donde imperaba la política. En primer lugar, resulta peregrino que haya todavía quien piense que todos esos tópicos vulgarísimos que corren por ahí acerca de la Edad Media y del mundo antiguo son ignorados de nadie. Es indudable que ni la Edad Media pudo vivir del catolicismo ni el mundo antiguo de la política. Lejos de ello, lo que explica por qué en una era fundamental la política y en la otra el catolicismo es precisamente el modo como una y otra se ganaban la vida.”23Carlos Marx, El Capital I, Óp. Cit., p. 46, nota 36.

KOHAN INVOCA EN SU AUXILIO A GRAMSCI.

Kohan busca a Gramsci para fortalecer su argumentación y tiene que hacer alquimia medioeval para adaptarlo a sus intereses teóricos. Nos asegura que el líder comunista italiano ha logrado “descifrar” el “Prólogo” de la Contribución de la Economía Política y ha reconfigurado la concepción materialista de la historia de la siguiente manera:

“Antonio Gramsci se esforzó por descifrar este pequeño texto programático como ‘la fuente auténtica más importante para una reconstrucción de la filosofía de la praxis’, atendiendo al mismo tiempo a tres instancias: (1) el papel central que este escrito le otorgaba a la esfera ideológico política —la de la hegemonía—, (2) la identificación de la ciencia como una forma ideológica de la conciencia social, y, finalmente, (3) la formulación de que la principal fuerza productiva es en realidad la clase obrera …”24Ibid., p. 57.

El escritor argentino no hace más que formular una interpretación arbitraria, puesto que no existe artículo o libro de Gramsci en que se encuentre tal “descifrado”. El mismo Kohan, en sus notas al pie de página, dice que ha tomado estas ideas de textos diferentes. Entre ellos: “Crítica al Ensayo Popular de Nicolai Bujarin” y “Algunos aspectos teóricos y prácticos del economicismo” de Cuadernos Desde la Cárcel, de “El consejo de fábrica” de L ‘Ordine Novo, de Escritos Políticos (1917-1933) y de El Partido Comunista y los Sindicatos”.25Ídem., Notas 59 y 60. Es decir, se han tomado frases, palabras, o ideas aisladas, descontextualizándolas para construir un bizarro teórico y atribuirlo a Gramsci.

Marx, en el “Prólogo, hace una síntesis de su concepción materialista de la historia, que ha sido escrita de manera clara y concisa y no tiene nada de enigmático ni código para que necesite ser “descifrado”.

Según Kohan, la primera instancia que habría supuestamente “descifrado” Gramsci, es la sustitución de la estructura económica por, lo que Kohan llama, la “esfera ideológica política”, dándole “el papel central” dentro de la sociedad y la historia.  Es una afirmación totalmente falsa, porque Gramsci en ninguna de sus publicaciones, cuestiona el rol que cumple la estructura económica, antes bien, reconoce al “Prólogo” como “la fuente más importante para una reconstrucción de la filosofía de la praxis” y se extraña que Bujarin no lo haya tenido en cuenta en su Ensayo Popular.

“Hay que señalar ―dice Gramsci―que en el Ensayo popular ni se reproduce el fragmento del prefacio a Zur Kritik ni se hace mención del mismo. Lo cual resulta bastante extraño, tratándose de la fuente auténtica más importante para una reconstrucción de la filosofía de la praxis.”26Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Tomo IV, p. 296

Por otra parte, en el artículo “Algunos aspectos teóricos y prácticos del ‘economicismo’”, que Kohan alude como prueba de su falacia, Gramsci señala el rol central de la estructura económica al señalar que:

“Debe recordarse igualmente la afirmación de Engels de que la economía sólo en ‘último análisis’ es el motor de la historia.”27Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Tomo V, p. 43.

Sucede que Marx avanzó a investigar exhaustivamente la economía del sistema capitalista en su obra El Capital, no hay una obra similar para la estructura política y menos para la parte ideológica de la sociedad; solamente encontramos los pincelazos geniales en las investigaciones y escritos que alcanzó realizar. Gramsci reflexiona centralmente, desde el marxismo, acerca de rol de la ideología y la hegemonía política y cultural en el proceso revolucionario. Tema de plena actualidad no solo para la conciencia de clase de los trabajadores, sino, también, como tarea inmediata de la Revolución Bolchevique que desde 1917 ha puesto a la orden del día la construcción de una nueva cultura socialista, de lo cual Kohan quiere sacar provecho falseándolo.

La segunda “instancia” en la elaboración del escritor argentino es “la identificación de la ciencia como una forma ideológica”, y la tercera es “que la principal fuerza productiva es en realidad la clase obrera”. Según el escritor argentino, ambas nociones serían, supuestamente, contraria a las tesis de Marx o a la de sus seguidores.

Hay una ignorancia completa de lo que Marx concibe por fuerzas productivas, pues, cuando usa esta categoría está hablando de la fuerza social productiva del trabajo, de los trabajadores que la ejecutan y, como tal, de la fuerza productiva de la sociedad.

“El desarrollo de la fuerza social productiva del trabajo ―nos dice Marx en El Capital―presupone la cooperación en gran escala y cómo sólo en este régimen pueden organizarse la división y combinación del trabajo, economizarse medios de producción gracias a la concentración en masa, hacer posible la creación de medios de trabajo, sistemas de maquinaria, etc., que ya por exigencias materiales sólo pueden emplearse en común, domeñar al servicio de la producción gigantescas fuerzas naturales y llevar a cabo la transformación del proceso de producción en una verdadera aplicación tecnológica de la ciencia.”28Carlos Marx, El Capital I, pp. 527-528)

En primer lugar, se trata de la fuerza social productiva del trabajo y no del instrumento ni de la tecnología. El instrumento y la tecnología no son más que elementos que permiten elevar la fuerza social productiva de los trabajadores. Junto a ellas la forma como los trabajadores se organizan para producir también constituyen fuerzas productivas, tal como la cooperación en el trabajo, de igual modo la aplicación de la ciencia y la tecnología a la producción; todas ellas elevan la capacidad productiva del trabajo. De esta manera la clase obrera, como expresión del trabajo social, como obrero social, es fuerza productiva del capitalismo. Marx nos dice:

“La fuerza productiva desarrollada por el obrero como obrero social, es fuerza productiva del capital.”29Ibid., p. 269

La clase obrera no es la principal fuerza productiva del capitalismo, simplemente por su rol en la producción, sino, también, como fuerza revolucionaria transformadora del capitalismo al comunismo.

Por lo mismo, para Marx, la fuerza de trabajo no es simplemente fuerza física, también es fuerza intelectual y espiritual. Si no fuera por los conocimientos, las capacidades y la voluntad de la clase trabajadora de la Unión Soviética, no hubiera sido posible su rápida recuperación de los desastres producidos por la Segunda Guerra Mundial; y de igual manera los llamados “milagro” alemán y japonés, ambos son realmente milagros de su clase trabajadora. Por eso, para el marxismo la clase trabajadora es la principal fuerza productiva, y no necesita ser descifrado por Kohan.

Además, en relación a “la identificación de la ciencia como una forma ideológica”, se debe señalar que, la ciencia no es simple producción de ideas, es producción de conocimientos verificados por la práctica, por la experimentación y por los hechos naturales y sociales; mientras no sean verificados, se mantienen en el campo de la ideología. Una vez comprobada su correspondencia con la realidad, son utilizados por la sociedad, entre ellos, en el desarrollo de la tecnología.

Como vemos los conocimientos científicos y la tecnología se desarrollan también en función de los intereses de clase; y de este modo también forman parte de las fuerzas productivas. Kohan no quiere entender que todas los organismos sociales estén entrelazados, que la ideología esta incrustada en la economía y en la política; y como éstas también inundan a la sociedad de nuevas ideas. Los conocimientos científicos cuando están en función de la producción forman parte de las fuerzas productivas, aunque, como ideas, formen parte de la ideología.

Kohan califica de “economicismo” el rol que cumple la estructura económica en la sociedad, piedra angular en la concepción materialista de la historia de Marx. Falto de argumentos recurre nuevamente al artículo de Gramsci “Algunos aspectos teóricos y prácticos del economicismo”.

En este texto no hay, ni por asomo, una crítica a la estructura económica propuesta por Marx, antes bien, como vimos párrafos arriba, recordaba su “determinación en última instancia” afirmada por Engels. La crítica de Gramsci iba dirigida a la desviación economicista que se daba en la filas de la izquierda italiana.

Así, primeramente, nos dice que:

“… en la búsqueda de nexos históricos no se distingue lo que es «relativamente permanente» de lo que es fluctuación ocasional y se entiende por hecho económico el interés personal y de pequeño grupo, en sentido inmediato y «sórdidamente judaico».”30Gramsci, Cuaderno V, Óp. Cit., p. 44,

Es decir, Gramsci critica la costumbre de explicar todos los hechos por las causas generales o estructurales, y no se distingue que muchos acontecimientos y comportamientos políticos responden a intereses personales o de grupo, llevándonos a errores políticos.

Por ejemplo, la crisis política que vivió el Perú entre el 2016 y 2021, generada sin duda por el agotamiento del modelo económico neoliberal y los escándalos de corrupción, la confrontación entre el poder legislativo y el poder ejecutivo fue interpretada por muchos izquierdistas, como un conflicto entre los intereses de la clase dominante (enquistada en el legislativo) y las fuerzas “democráticas” (representadas por el ejecutivo); sin embargo, el poder ejecutivo seguía implementando el plan neoliberal e incluso coordinando con los representantes de los grupos de poder. No se advertía, los intereses particulares de los partidos y personajes políticos burgueses que se disputaban la representación política de los grupos de poder económico.

EL FANTOCHE DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS COMO EL “MOTOR DE LA HISTORIA”

Kohan retorna a su estrategia de no criticar directamente a Marx, se esconde criticando a sus “retraductores” o “divulgadores”, pero, en ningún momento de su libro se preocupa de presentar el “verdadero” pensamiento de Marx para confrontarlo con sus “divulgadores” o con los le hacen “ese registro equívoco” que retraducían su teoría. Esto no sucede porque no tiene ninguna intención de presentar lo que él considera el pensamiento marxista, todo lo contrario, su interés es deslegitimarlo, quiere construir un Marx sin materialismo dialéctico y sin materialismo histórico. No encuentra mejor forma de combatir el marxismo que reemplazando su “metáfora del edificio” por la de un “ferrocarril”.

“Las fuerzas productivas ―nos dice el escritor gaucho― serían entonces el motor del desarrollo histórico o, para expresarlo con una metáfora ferroviaria, las fuerzas productivas constituirían la locomotora de la historia, ya que harían avanzar al factor económico y éste, a su vez, arrastraría a los otros factores, comenzando por el factor político para concluir tironeando al factor ideológico-cultural. Si en este registro de lectura sobre Marx el desarrollo de la tecnología constituye la cabina de mando de la locomotora de la historia (léase fuerzas productivas), entonces las relaciones de producción serían el segundo vagón del tren de la historia. Detrás suyo vendría el vagón del ámbito político y jurídico y finalmente, tendría su lugar la conciencia social, la cultura y la ideología, el furgón de cola de la formación ferroviaria de la historia.”31Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 56

Kohan, como siempre, no indica quien es el autor de tal metáfora y lo contrasta con el verdadero pensamiento de Marx que está en el “Prólogo” de su Contribución a la Crítica de la economía política. No lo hace porque, como hemos visto, él está por demoler el materialismo histórico y nos presenta su metáfora del ferrocarril. Esta versión no es una interpretación, es una tergiversación grosera que hace Kohan de Marx. Si la figura del edificio no expresa de ningún modo la concepción materialista de la historia, peor aún lo hace la figura del ferrocarril, porque no se trata de una estructura que arrastra a las otras estructuras, eliminando la interrelación dialéctica entre ellas.

Para Marx las principales relaciones entre los hombres son las que se establecen en la producción, porque las personas antes de ser políticos, abogados, religiosos o filósofos tienen que producir sus medios de vida. Los hombres en la producción social establecen relaciones sociales de producción y que éstas forman la estructura económica de la sociedad; es decir, lo principal en la estructura económica son las relaciones sociales de producción.

Las relaciones sociales de producción es una categoría que usa Marx en la que interviene, además de las relaciones humanas, las relaciones de propiedad o no propiedad de los medios de producción, las que originan la relación entre poseedores y desposeídos, la base que configura la existencia de las clases sociales. Por eso, Marx y Engels dirán en el Manifiesto del Partido comunista que:

“La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días ─de la historia escrita, aclara Engels─ es la historia de las luchas de clases.”32Carlos Marx y Federico Engels, Manifiesto del Partido Comunista, p. 32, Ediciones de Lengua Extranjeras, Pekín, 1975.

Por tanto, decir, como dice Kohan, que las fuerzas productivas son “el motor de la historia” es una burda tergiversación, peor aún, cuando coloca en la cabina de mando del ferrocarril de la historia a la tecnología.

La estructura económica es fundamentalmente relaciones sociales y no relaciones entre cosas. Por ello, las fuerzas productivas es la categoría que expresa las relaciones que se establecen en la producción entre las capacidades de trabajo de los hombres y los medios de producción; en el cual se incluye la tierra, los instrumentos de trabajo, la organización de los hombres en el trabajo, habilidades físicas y espirituales del trabajador, los conocimientos espontáneos y científicos.  En la relación del hombre con la naturaleza se desarrollan las fuerzas productivas, pero condicionadas por las relaciones sociales de producción.

Kohan no entiende que para Marx la tecnología y los instrumentos de trabajo no se desarrollan por sí mismos, no tienen dinámica propia, dependen de las relaciones sociales de producción, o sea, de las relaciones de clase desde el momento que aparecen las clases sociales en la historia.

Así, vemos que la burguesía, acicalada por la competencia y por el ansia de ganancias, está a la búsqueda del invento que le asegure ganancias extraordinarias y tener ventaja frente a sus competidores. El avance del automóvil, desde la vieja carcacha a los modernos vehículos con sensores computarizados, no se debe al propio automóvil, sino a los intereses de la burguesía en su competencia por ganar compradores. Todo el desarrollo tecnológico en el capitalismo responde a la codicia burguesa y a la defensa de su sistema. Toda la ciencia y tecnologías que no respondan a estos intereses son desdeñados, ocultados o destruidos.

Marx lo señala con toda claridad:

“Su finalidad, como la de todo otro desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, es simplemente rasar las mercancías y acortar la parte de la jornada en que el obrero necesita trabajar para sí, y, de ese modo, alargar la parte de la jornada que entrega gratis al capitalista. Es, sencillamente, un medio para la producción de plusvalía.”33Carlos Marx, El Capital I, Óp. Cit., p. 302.

Por esta finalidad capitalista, en el siglo XXI, la burguesía ha perdido capacidad de brindar empleo digno a la población y condena a la gran mayoría a salarios precarios y sin derechos laborales o a ocuparse en negocios de sobrevivencia que eufemísticamente se los llama microempresarios.

KOHAN NIEGA EL CARÁCTER CIENTÍFICO DEL MATERIALISMO HISTÓRICO

Kohan en todo su libro no deja de ocultar su oposición a Marx disfrazándose de ser su combatiente defensor contra los petrificadores de la “figura arquitectónica”. Además, niega el carácter científico de los estudios de Marx como así lo señala continuando su ataque anterior:

“Se formó el curioso hábito de pensarla como una imagen real, orgánica, estructural, ontológica, sustantivada y, sobre todo, como explicación científica.”34Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 58.

De esta manera la síntesis del materialismo histórico en el mencionado “prólogo” no es una imagen real de la sociedad y por tanto no es una explicación científica; son sus “interpretadores” o “divulgadores” los que crearon el hábito de pensarla como científica. Igualmente, casi al final de su libro vuelve a reiterar que:

“Se asentó en una absolutización de la conocida metáfora de raíz arquitectónica empleada por Marx […]. Adoptando la metáfora como si fuera una categoría científica, generalizándola hasta extremos ridículos y volviéndola absoluta, se transformó la concepción materialista de la historia en un dualismo redivivo, ahora con jerga marxista.”35Ibid., p. 420

Queda claro que para Kohan la concepción materialista de la historia carece de valor científico, los que le habrían otorgado un carácter científico son los absolutizadores de su “metáfora de raíz arquitectónica”. Esto constituye una desvalorización absoluta a todo el trabajo de investigación científica de Carlos Marx, sobre todo a su método dialéctico que le permitió escribir El Capital, obra científica inigualada y de plena actualidad.

Según Kohan, los esfuerzos de Carlos Marx y Federico Engels por convertir en ciencia el estudio de la sociedad y la historia, y especialmente dotar al socialismo de sólidas bases científicas habrían sido en vanos. Desconoce que antes de ellos, para explicar la sociedad y la historia se recurría a Dios, a las ideas o a los obras de los grandes personajes; así teníamos en el mejor de los casos una historia de los gobernantes y de las celebridades. Una historia incapaz de explicar el porqué de la actuación de estos personajes y de sus propias realidades sociales, debiendo recurrir a la explicación simplona del “mandato divino”.

Estas historia falseadas, sin duda, siempre sirvieron a las clases dominantes, porque de esa manera justificaban su dominación y la hacían creer a las clases dominadas que esa era la realidad de las cosas a la que debían aceptar sumisamente. La concepción científica de Marx no pudo ni puede ser del agrado de las clases dominantes y de allí que inmediatamente la combatieron negando su carácter científico.

Fueron Marx y Engels quienes indicaron que hay que buscar la explicación de los problemas sociales y de la historia en la sociedad misma, partiendo de sus raíces materiales. La burguesía y toda la reacción tenían que negar el carácter científico del marxismo y calificaron al materialismo histórico de “economicista”, “determinista” y “fatalista”, soslayando la naturaleza de las relaciones dialécticas. Marx y Engels debieron salir al frente para aclarar que existe interrelación entre todas la estructuras, por lo que la determinación de la estructura económica no es automática y fatalista, sino en última instancia, en último instancia o en la raíz última de los hechos sociales.

Kohan ha hecho un esfuerzo en vano falseando a Marx y Engels con miras de deslegitimar la concepción materialista de la historia. Invocó a Gramsci arreglándolo para que pusiera por delante a la política en la historia, y luego se puso de furgón de cola de Dühring con el mismo objetivo. Posteriormente, con los mismos métodos, deseará arrastrar a Lenin a su causa, pero, por la naturaleza del artículo, debemos dejarlo para otra oportunidad.

Notas.

Carlos Alarcón Aliaga
  • 1
    Néstor Kohan, Nuestro Marx., p.22. Rebelión, https: www.rebelion.org/docs/98548.pdf
  • 2
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 60.
  • 3
    Ibid., p. 58
  • 4
    Carlos Marx, “Manuscritos Económicos y Filosóficos” en Carlos Marx y Federico Engels, Escritos Económicos Varios, p. 25, Editorial Grijalbo, México, 1966
  • 5
    Carlos Marx, “Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política”.5Carlos Marx, “Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política”, en Carlos Marx y Federico Engels, Obras Escogidas en 3 Tomos, Tomo I, pp. 347-348, Editorial Progreso, Moscú, 1973.
  • 6
    Carlos Marx, Fundamentos de la Crítica de la Economía Política, p. 27, Editorial de Ciencias Sociales, Instituto del Libro, La Habana, 1970.
  • 7
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 58.
  • 8
    Carlos Marx, “Manuscritos”, Óp. Cit., 83.
  • 9
    Carlos Marx, “Postfacio” 1873 a la Segunda Edición en alemán de El Capital, en El Capital, tomo I, pp. XXI-XXII, Fondo de Cultura Económica, México, 1971.
  • 10
    Federico Engels, “Engels a José Bloch”, Londres, 21 de diciembre de 1890, en Carlos Marx, Cartas de C. Marx, p. 141, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2007.
  • 11
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 419
  • 12
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 59.
  • 13
    Ver Carlos Alarcón, El Capital hoy, Capitalismo y crisis en el siglo XXI, Editorial Ande, Lima, enero 2022.
  • 14
    Federico Engels, “Engels a Conrado Schmidt”, Londres, 5 de agosto de 1890, en Carlos Marx, Cartas de C. Marx, p. 141, Fundación Editorial El perro y la rana, Caracas, 2007.
  • 15
    Carlos Marx, “Prólogo a la Primera Edición de El Capital”, en Carlos Marx, El Capital, Tomo I, p. XV.
  • 16
    Ibid., p. 59
  • 17
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 60-61
  • 18
    Ver web del Instituto Marx Engels, https://marx-engels.com/
  • 19
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 61
  • 20
    Ídem.
  • 21
    Carlos Marx, Fundamentos, Óp. Cit., p. 35
  • 22
    Eugen Dühring, tomado de Federico Engels, Anti-Dühring, p. 151, Editorial Grijalbo, México, 1968.
  • 23
    Carlos Marx, El Capital I, Óp. Cit., p. 46, nota 36.
  • 24
    Ibid., p. 57.
  • 25
    Ídem., Notas 59 y 60.
  • 26
    Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Tomo IV, p. 296
  • 27
    Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Tomo V, p. 43.
  • 28
    Carlos Marx, El Capital I, pp. 527-528)
  • 29
    Ibid., p. 269
  • 30
    Gramsci, Cuaderno V, Óp. Cit., p. 44,
  • 31
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 56
  • 32
    Carlos Marx y Federico Engels, Manifiesto del Partido Comunista, p. 32, Ediciones de Lengua Extranjeras, Pekín, 1975.
  • 33
    Carlos Marx, El Capital I, Óp. Cit., p. 302.
  • 34
    Néstor Kohan, Óp. Cit., p. 58.
  • 35
    Ibid., p. 420